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13 de noviembre de 2007

13 de Noviembre - Nunca Mais

PRESTIGE: UN AÑO DÉSPUES

A las 15:15 del 13 de noviembre de 2002, el petrolero monocasco Prestige, con bandera de Bahamas y 26 años de antigüedad, cargado con 77.000 toneladas de fuel oil pesado residual, lanzaba un SOS a 28 millas (50 kilómetros) de Finisterre, en Galicia. A las cinco de la tarde, los primeros litros de crudo empezaban a contaminar el Océano Atlántico.

Un año después, los restos del vertido siguen llegando con un goteo incesante a la costa Atlántica norte. Estudios realizados por científicos revelan una especial preocupación por la situación actual. La masiva mortandad de aves, entre 250.000 y 300.000 según ha estimado la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife), indica que nos hallamos ante la mayor catástrofe de este tipo sufrida nunca en Europa y la segunda del mundo tras la provocada en 1989 por el Exxon Valdez en Alaska.

Las repercusiones socioeconómicas y ambientales de la marea negra se dejarán sentir durante al menos una década en los 2.000 kilómetros de costa que se han visto afectados. La totalidad de la Cornisa Cantábrica y el Atlántico gallego han visto su litoral gravemente dañado por la llegada de innumerables oleadas de crudo. A pesar de esta grave situación, el Gobierno español no ha presentado todavía un plan integral de recuperación de la costa afectada que sirva para acelerar su rehabilitación ambiental, económica y social.

Greenpeace considera que es urgente actuar para que no vuelva a repetirse ninguna catástrofe como la del Prestige en nuestras costas. Para ello es esencial que se pongan en marcha soluciones encaminadas a prevenir nuevas catástrofes. De igual manera, Greenpeace considera urgente la recuperación completa de los ecosistemas afectados.

Para ello debe desarrollarse un sistema de monitorización ambiental de los ecosistemas afectados. Las medidas presentadas hasta el momento por el Gobierno son parciales y fragmentarias, y en muchos casos se olvidan completamente del medio natural afectado. Es el caso del llamado "Plan Galicia", un conjunto de costosas infraestructuras - puertos, carreteras y trenes - que nada tiene que ver con la recuperación que necesita la costa gallega y cantábrica.

Forzar a la industria naviera a operar con las mayores garantías de seguridad, el control del tráfico marítimo, el reforzamiento de las medidas de seguridad y el control de la contaminación procedente de tierra son fundamentales para prevenir nuevas mareas negras en la franja litoral.

Junto a estas medidas, la recuperación del espacio afectado por la contaminación no debe demorarse ni un minuto. Los conocimientos científicos y técnicos deben emplearse para paliar los efectos del vertido y acelerar la recuperación de los ecosistemas costeros dañados, lo que sin duda repercutirá en la mejora de las economías ligadas al medio marino.

Existe un consenso científico sobre el beneficioso papel que desempeña la protección de las áreas más valiosas desde el punto de vista biológico. Dicha protección las convierte en auténticas "arcas de Noé", dispuestas a acelerar la rehabilitación del medio natural dañado, así como de todos sus habitantes. Greenpeace demanda la creación de una red de áreas marinas protegidas a lo largo de la costa afectada por la catástrofe del Prestige como una de las soluciones encaminadas a permitir la recuperación de los ecosistemas dañados por el vertido.


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